El descubrimiento de la caja de un predictor hace estallar lo que parecia una tranquila comida familiar.

Ricardo, el padre, ejerce de inquisidor empecinado en saber a quien pertenece el test. La primera sospechosa de la lista es Carol, la adolescente rebelde, a la que no le sienta nada bien la acusacion. A su rescate sale Laura, pero solo el hecho de que pudiera ser suyo abre un cisma entre ella y Gonzalo, su novio. Solo queda Nacho, el hijo, pero hace una confesion que lo elimina de la lista.

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La discusion, lejos de tener como desenlace el predecible desmoronamiento familiar, servirá como catarsis y sacará a relucir lo verdaderamente importante en una familia, dejando atrás las mentiras, reproches y falsedades.